- Para recordar, identificar, localizar, registrar, almacenar, averiguar... datos.
- Comunicar o enterarnos de lo sucedido, de cómo es un país, de qué es lo que hay...
- Disfrutar, compartir sentimientos y emociones, desarrollar la sensibilidad artística, participar de fantasías y sueños.
- Estudiar, aprender, conocer, profundizar conocimientos.
- Aprender cómo se hacen las cosas...
Estas intenciones o finalidades con que usamos el lenguaje escrito determinan además modos específicos de escribir y de leer. No es lo mismo hablar de la primavera como conjunto de datos astronómicos y metereológicos, como información periodística acerca del modo de vivir la primavera en las ciudades, como tema literario y poético, como tema de estudio científico, etc. También es distinto el modo de leer si queremos pasar un rato entretenido o preparar un examen, por ejemplo.
El lenguaje escrito sirve para eso. Eso es lo que nuestros alumn@s deben aprender a comprender y a producir. Y no hay otro modo de hacerlo sino hacerlo cotidianamente.
Escribir y leer (I). De cómo los niños aprenden a escribir y leer. Ed. MEC- Edelvives. Pág. 71
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